La
información industrializada y su influencia en la Enseñanza Superior.
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Por Adela
Perez del Viso. Alumna Universidad de Quilmes en el posgrado en educación en entornos virtuales.
Confome
la ley 24521 artículo uno, la Enseñanza superior es la que se lleva a cabo en “universidades
e institutos universitarios, estatales o privados autorizados y los institutos
de educación superior de jurisdicción nacional, provincial o de la Ciudad
Autónoma de Buenos Aires, de gestión estatal o privada, todos los cuales forman
parte del Sistema Educativo Nacional, regulado por la ley 26.206 o Ley de Educación Nacional”
Este
mismo artículo dispone que “la educación y el conocimiento son un BIEN
PUBLICO y un DERECHO HUMANO PERSONAL Y
SOCIAL”
Por otra
parte, la frase “información industrializada” podría considerarse que hace
referencia a una visión negativa de los nuevos movimientos que conjugaban el
trabajo en serie y la reproducción con la producción de elementos
culturales, visión negativa primeramente
detentada por los pensadores de la “Escuela de Frankfurt”, tales como
Horkheimer y Adorno. Estos autores publicaron un texto que en francés se
intituló “La producción industrial de
los bienes culturales”, en el cual planteaban que la cultura estaba en un
constante devenir, y que en el siglo XX
bajo el impulso del industrialismo, la producción en serie y el avance
de los medios de comunicación, la “cultura” podía caer en el carácter de
“mercancía”. Las personas ya no crecerían en cultura sino que simplemente
“consumirían cultura”. Según estos autores,
“la transformación del acto cultural en valor suprime su potencia
crítica y disuelve en él los rastros de una experiencia auténtica... A través de un modo industrial de
producción, se obtiene una cultura de masas hecha de una serie de objetos que
llevan muy claramente la huella de la industria cultural: serialización,
uniformidad, división del trabajo. Esto es lo que solicita la atención de los
dos autores, ya que ahí es donde se localiza mejor la quiebra de la cultura.” [1]
Hoy en
día la visión pesimista en relación con la “información industrializada” ha
sido reemplazada por un punto de vista “más expectante”, donde ya no se juzga
tan negativamente la influencia de la visión industrialista- productora
masiva en la cultura y la
educación. En cambio, ahora se observa que se ha producido un
cambio abrupto de enfoque y de pronto los medios de comunicación que antes nos
dirigían y nos decían qué teníamos que pensar,
deben acomodarse al uso mucho más democrático de otros medios surgidos al
calor de Internet generalizada, tales como las redes sociales.
Esto es
lo que se observa en el video de “Henry Jenkins on Transmedia.” [2] Este académico estadounidense de los medios
de comunicación [3]
sostiene una visión mucho más positiva de la influencia de los medios de
comunicación sobre la “cultura” y por ende sobre la Educación. En nuestra
opinión, la visión de este profesor es mucho más realista y menos nostálgica
que la de los estudiosos de la “Escuela de Frankfurt” dado que se basa en lo
que de verdad ocurre en la realidad y no en un “deber ser” (la cultura
“debería ser…” impoluta, totalmente creativa, libre de influencias, siempre aportar algo absolutamente nuevo y
artístico, el arte superior, etc). Este profesor, claramente hablando desde otra
época distinta a la de la “Escuela de Frankfurt” (más de 50 años después)
entiende que las personas que están en la sociedad actual toman y aprovechan
las fuentes mediáticas como pueden, para desarrollarse y expresarse. El uso de los
medios es una “convergencia” hacia un proceso cultural. “Cualquier individuo
puede tomar control de los medios tecnológicos y contar sus propias historias
de manera completamente nueva”. [4] Este autor también entiende que la realidad
es compleja, y por ende la cultura es compleja; que hay “muchas diferentes
plataformas, que cuentan muchas diferentes historias de cada personaje”. En esta nueva concepción de la Cultura de la
información y la comunicación, Jenkins destaca la INTERACTIVIDAD que tiene el uso de internet y los medios
nuevos de comunicación.
Volviendo
entonces a la “Educación superior” como un BIEN PUBLICO, DERECHO HUMANO
PERSONAL Y SOCIAL”, cabe preguntarse, ¿como podemos observar su interrelación
con la “cultura de la información”?
En primer
lugar, la Educación superior, que se lleva a cabo a través de una institución
publica o privada o un instituto del Profesorado, permitirá un espacio de reflexión y de
creación y constante renovación del curriculum por parte de especialistas en
educación que analizarán qué parte de la omnipresente, cambiante y superpuesta
cultura de la información e informatizada
será la integrante de “lo que se enseñe”.
En
segundo lugar, en el s. XXI y en la era de Internet y las comunicaciones
interactivas y las redes sociales, está claro que ya no puede enseñarse (en el
aula o bien en el aula virtual) como lo hubiese hecho Comenio o como lo
pretende el método tradicional de Enseñanza. El rol del docente ha cambiado
fundamentalmente y ahora es más bien una persona que tiene conocimiento y quiere y debe
transmitirlo a otras personas que también tienen conocimiento y quieren
adquirir más, compartirlo con el docente y los compañeros, y entre todos
construir un nuevo universo de conocimiento y cultura. Todo a través y atravesados
por los medios de comunicación, las redes sociales, las plataformas y entornos
educativos dispuestos para ellos o encontrados espontáneamente (ya que por
ejemplo youtube actúa como una plataforma virtual espontánea con sus
innumerables videos que sirven para todo propósito educativo). Ya no puede
dejarse afuera los medios de comunicación y tecnológicos (no es posible que el
docente pretenda que el alumno no traiga el celular al aula) sino que, al
contrario, deben integrarse al aula con inteligencia.
El
ejemplo claro de esta integración está dado por las plataformas virtuales y los
estudios de grado y posgrado que se
realizan a distancia.
La
educación a distancia tiene algunos detractores también provenientes de esta
visión negativa de la llamada “industria de la cultura”. Por ejemplo, autores
como Brecht y Suhrkamp han dicho que “los comerciantes culturales de la
industria se basan sobre el principio de su comercialización y no en su propio
contenido y su construcción exacta” [5]
Sin
embargo, esta es una visión que se basa en la premisa de que “todo es negativo”
(parecida a la premisa judeocristiana nunca demostrada de que “todos somos
pecadores”) sin observar otros aspectos
de la educación a distancia que son mucho más positivos y democratizantes,
tales como la posibilidad de estudiar y obtener un título de grado y posgrado
para una persona que trabaja ocho horas diarias o más y no tiene otras
posibilidades de acceder a tales calificaciones.
Al
contrario, Henry Jenkins en su video (como también en sus obras publicadas) nos
habla de la posibilidad actual de una “cultura participativa”, dado que los usuarios de medios de
comunicación pueden utilizar los medios pero a la vez realizar creaciones y
participar. Esto es un rasgo realmente
muy positivo, y se plasma en la Educación a distancia y a través de entornos virtuales; haciéndose
realidad en la Educación superior,
educación de grado y posgrado, realizados a través de plataformas
virtuales pero con curriculums previamente aprobados por Coneau y profesores reconocidos con su CVAR
debidamente publicado y calificado. (utilizándose en este punto, otra vez, internet y plataformas virtuales para
redactar y exponer allí de manera sistematizada los títulos y calificaciones de
los profesores).
En
conclusión, entiendo que en la Educación superior, que es un bien superior y un Derecho humano
conforme la ley 24521 art 1, la industria de la comunicación se ha
convertido o se puede entender enfocada como la Cultura de la comunicación y la
participación, y desde nuestro personal
punto de vista, entendemos que los medios de comunicación -salvando y
criticando los medios que se convierten en poderosos hegemónicos-, internet y
todo otro elemento infocomunicacional que permita la participación, contribuyen
a convertir a los habitantes en ciudadanos,
y emponderan a las personas para que puedan acceder a educación superior
y universitaria de una manera nueva que en otras épocas jamás se podría haber
soñado. Como dijo Henry Jenkins, estamos
creando entre todos, “inteligencia colectiva”. [6]
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Afiliaciones:
membresías, formales o informales, en comunidades online que se centran
alrededor de varios medios, como Friendster, Facebook,
tableros de mensajes, metagaming, clanes de juego o MySpace.
·
Expresiones: Las
cuales producen nuevas formas, como sampleo digital, skinning y modding,
creación de videos por fans, escrituras fan fiction, zines,
mash-ups, remix.
·
Resolución colaborativa de problemas: trabajar
conjuntamente en equipos, de manera formal o informa, para completar tareas y
desarrollar nuevo conocimiento (como se hace en Wikipedia, juegos de realidad
alternativa, spoiling).
·
Circulación: Poner
en circulación el flujo de los medios (como el podcasting, blogging, youtube,
etc.)8
El trabajo académico de Jenkins ha abarcado una variedad de
áreas de investigación que pueden ser categorizadas de la siguiente manera:
Competencia
Mediática[editar]
El estudio sobre los medios realizado por Jenkins estuvo
enfocado en diferentes medios específicos - el teatro Vaudeville, el
cine popular, la television, los comics y los videojuegos - así como en un
paradigma estético y estratégico, la narrativa transmedia, que es un marco de referencia
para el diseño y la comunicación de historias a través de diferentes medios. En
general, el interés de Jenkins por los medios se concentró en la cultura
popular. En 1999, Jenkins funda el programa de estudios de competencia
mediática en el Instituto Tecnológico de
Massachusetts (MIT) como un curso de humanidades aplicado e
interdisciplinario apuntado a integrar el estudios de medios contemporáneos
(cine, televisión, sistemas digitales) con el entendimiento de la extensa
historia de anteriores formas de expresión humana, y pretendía también una
síntesis comparativa entre los diferentes medios emergentes de la cultura
mediática del siglo 219. El
mismo carácter distintivo se encuentra dentro de las investigaciones realizadas
por Jenkins sobre la variacion en las formas de medios.
La
problemática de la Enseñanza Superior ilustra la confusión de una época signada
por la multiplicación y fragmentación de saberes y disciplinas, en cuyo marco
la consideración de casi cualquier tema relevante corre el riesgo de dividirse
entre especialidades que poco se comunican entre sí. La marcada transformación
tiene relación directa con la idea de diversificación de los saberes
conjuntamente con la perspectiva interdisciplinaria que se ha impuesto con
mayor fuerza y énfasis en la educación superior. De este modo, ya se propone
desde los diseños curriculares plantear el aprendizaje de contenidos de
distintas areas y, que los mismos desde una idea plural, puedan construir su
realidad social.
El ritmo
de los cambios lleva directamente a realzar la permanente vigencia de un
principio enunciado hace casi dos siglos y nos referimos, por supuesto, al
principio de la unidad de la enseñanza y la investigación, formulado por
Guillermo de Humboldt en 1810, con ocasión de la creación de la Universidad de
Berlín. En sus palabras, la relación entre docentes y alumnos tiene entre sus
características definitorias el que “la presencia y la cooperación de los
alumnos es parte integrante de la labor de investigación, la cual no se
realizaría con el mismo éxito si ellos no secundasen al maestro. Caso de que no
se congregasen espontáneamente en torno suyo, el profesor tendría que
buscarlos, para acercarse más a su meta mediante la combinación de sus propias
fuerzas, adiestradas pero precisamente por ello más propensas a la unilateralidad
y menos vivaces ya, con las fuerzas jóvenes, más débiles todavía, pero menos
parciales también y afanosamente proyectadas sobre todas las direcciones.” Se
enuncia así una guía fundamental para la creación de conocimientos: “El
progreso de la ciencia es, manifiestamente, más rápido y vivo en una
universidad, donde se desarrolla constantemente y además a cargo de una gran
número de cabezas vigorosas, lozanas y juveniles.”
En el
momento en que Humboldt escribía, a comienzos del siglo XIX, las afirmaciones
transcritas, más que una comprobación, constituían un pronóstico. Podían
apoyarse, por cierto, en lo que acontecía en unas pocas universidades de
regiones como Alemania y Escocia, pero se trataba de ámbitos más bien
periféricos con relación a las grandes transformaciones del conocimiento
ocurridas durante los siglos XVII y XVIII (Ben-David, 1984). Recién con el
llamado “matrimonio de la ciencia y la tecnología”, que se consuma en la
segunda mitad del siglo XIX, durante la Segunda Revolución Industrial, la
investigación universitaria se convertiría en motor fundamental del avance del
conocimiento. Así, la previsión de Humboldt se vio notablemente corroborada por
los hechos. El principio asociado a su nombre define a la Revolución Académica
(Clark, 1997), que dio lugar a universidades de nuevo tipo, caracterizadas no
sólo por la misión de enseñar sino también por la de investigar.
Cuando
una nueva Revolución tecnológica obliga a tomar en serio la meta de la
educación permanente, y ésta a su vez resalta que lo decisivo en la enseñanza
es el aprender a aprender, se hace evidente que mañana será todavía más
importante que ayer el que la educación tenga lugar en ambientes de creación.
Si se aprende desde lo que se sabe, al intentar resolver problemas en sentido
amplio, ¿cuál es la diferencia de fondo entre aprender e investigar? Sus
resultados son, claro está diferentes, pero, como actitudes y actividades, son
esencialmente similares.
En la
educacion superior, la tarea fundamental debe ser enseñar a investigar. La
universidad que no enseña a investigar a los estudiantes para continuar
aprendiendo durante toda la vida, cumple solamente una parte de su misión y
encargo social ante la velocidad y crecimiento exponencial de los conocimientos
producto de la revolución científica y técnica, más temprano que tarde caducará
y se tornará obsoleta. Pero la investigación universitaria no sirve solamente
para aprender a aprender, ella también sirve para producir nuevos
conocimientos, los que cuando van asociados a la producción de nuevos bienes y
servicios o al mejoramiento de los existentes para ser presentados en la
disputa del mercado, se transforman en innovaciones, las que son fundamentales
para la modernización y el desarrollo económico y social, en especial de los países
menos desarrollados.
El
termino industria cultural es utilizado para reemplazar un término que a muchos
es familiar, cultura de masas. La industria cultural según Adorno es la
integración deliberada de los consumidores en sumas alto nivel donde el sujeto
es el objeto que a su vez es consumidor de esta industria cultural que ya no
requiere una venta individualizada de sus productos sino que es diagramada para
ser adquirida por todos. La misma fomenta el statu quo, donde mucha de la
información que fomenta es inútil o de baja calidad para la vida diaria y a su
vez impone una nueva visión de la cultura. Desde el lugar critico que significo
la aparición de la idea de Industria Cultural, una aproximación que se puede
enmarcar en este tipo de concepto lo constituye la digitalización de la
información que incorpora nuevos cambios generando hábitos en la producción del
conocimiento unificando la tan mentada idea de convergencia digital. Adorno
desde la Escuela de Frankfurt, había analizado la problemática en torno a la
cultura de masas, afirmando que era un paso más del capitalismo para ejercer
dominación sobre el espectro social. Desde esta manera, televisión, Radio e
Internet son desde una perspectiva de la Escuela de Frankfurt, dispositivos que
pretenden hacer ver e incorporar en apariencia la idea de democratización de la
cultura , cuando en realidad muchos resultan ser medios de manipulación, al
buen estilo del pensamiento de Antonio Gramsci.
Conviene
pues resaltar que el principio humboldtiano de la unidad de la enseñanza y la
investigación no es sólo una clave para fomentar la generación de conocimientos
sino también, y ante todo, una clave para la formación de los estudiantes. Hoy
se tiende frecuentemente a disociar ambas actividades, a evaluarlas por separado,
e incluso a contraponerlas. Urge pues defender la permanente vigencia de la
idea que inspiró la Revolución Académica: “Educación en la universidad es el
proceso de la formación para un trabajo rico en contenido, justamente por medio
de la participación en la vida espiritual que en ella tiene lugar. Esta
formación no constituye un cometido divisible. De ahí que juntamente con el
principio de la vinculación de investigación y docencia, sea un segundo
principio de la universidad el de la vinculación de investigación y de docencia
con el proceso de formación.”
Ahora
bien los artículos de las industrias culturales han desarrollado un modelo de
ingresos por medio del arancelamiento al establecer el dominio de la producción
y emisión de los contenidos, haciendo del sistema de educación superior un
negocio muy importante para las industrias culturales. Las transformaciones de
las infocomunicaciones ha dado una plataforma sustentable para esta propagación
y expansión. Las industrias culturales no son tampoco neutras como lo
expresan los autores Max Horkheimer y Theodor Adorno en La
industria cultural. Iluminismo como mistificación de masas, "Hoy la
industria cultural ha heredado la función civilizadora de la democracia de la
frontier y de la libre iniciativa, que por lo demás no ha tenido nunca una
sensibilidad demasiado refinada para las diferencias
espirituales" están condicionadas y pueden a ser manipuladas, tanto
en el lenguaje como en todos los ámbitos, es así que la educación superior no
está libre de estos cambios y ha adoptado muchos de los neologismos. Tanto en
la práctica diaria como en los curriculum se observa la penetración de las
industrias culturales, por tanto al incorporarlas en la educación se debe dar a
conocer tanto las ventajas como sus desventajas para que los estudiantes puedan
vincularse en forma saludable con las mismas.
[1]
Mattelart Armand y Jean-Marie Piemme, Las industrias culturales, genesis de una
idea
[2]
“Henry Jenkins on Transmedia”,
disponible en https://www.youtube.com/watch?list=PLaRhUoe_9v5PR0lCx2VQACp9DgWG-iaGC&time_continue=10&v=Ji-J8rAJeyQ consultado el 7-11-2017
[4]
Henry Jenkins on Transmedia, video
citado.
[5]
Morin Edgar y Adorno Theodor, La industria cultural, texto de cátedra, P. 2
[6]
Henry Jenkins, en el video antes
mencionado.
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